ARSAT, SAOCOM, Pehuensat. Variados son los nombres de los satélites lanzados en los últimos años y sus usos también. ¿Cuáles son las funciones de estos aparatos, de los cuales actualmente existen cerca de 5000 circulando en órbita?
Al igual que uno natural como la Luna, los satélites artificiales orbitan alrededor de otro cuerpo en el espacio. Poseen distintos tamaños y son diseñados para cumplir tareas específicas. A su vez, como indica la NASA, pueden estar observando la Tierra o incluso otros planetas y galaxias (como el telescopio Hubble).
Algunas de sus finalidades más frecuentes son las de apoyar la Astronomía (por ejemplo, para crear mapas de estrellas o estudiar los agujeros negros), la Meteorología y la navegación.

También pueden brindar servicios de comunicaciones. En Argentina, los ARSAT cumplen dicho objetivo. “¿Qué pasa si ponés una antena fija en el espacio que apunte continuamente a tu país? Ya no necesitas tendido de cable. No perdés la señal cuando salís a la ruta, por ejemplo”, explica Diego Bagú, astrónomo y director del Planetario de La Plata. Estos satélites geoestacionarios permiten brindar infinidad de servicios como TV por suscripción o telefonía celular.
Los de la serie SAOCOM, en cambio, tienen otro propósito: obtener información de la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica u hora del día. “Permiten medir la humedad de la tierra, por ejemplo, para informar cómo se están comportando los cultivos a los productores”, comenta Marcos Actis, miembro del directorio de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), organismo al frente de este proyecto.

Ian Werbin, Nahuel Londeix, María Belén Jazhal y Agustina Ramos / A.R. / Com. 01