La mutación de los hábitos de lectura vinculada con los distintos soportes tanto digitales como físicos y la variedad de sitios para realizar debates son una realidad en Argentina. El efecto pandemia mostró como análisis una evolución del 108% de las novedades en versiones digitales correspondiente al período de enero-mayo del 2020 en comparación con el mismo lapso del 2019, mientras que las novedades en papel bajaron un 36%, según informó la Cámara Argentina del Libro.

“Si realmente te gusta la literatura, si hay un libro que te gustó lo vas a ir a comprar igual, lo tengas digital o no. Lo vas a comprar por querer tenerlo en tu biblioteca”, afirma Brenda Algozino creadora de “Dime que Lees”, un emprendimiento literario que nació para compartir su pasión por los libros desde Instagram y fue creciendo en la interacción con sus seguidores, hasta llegar a tener su propio sitio web, así como “Agus Recomienda” y “Decime un libro”, entre otros.
Según el informe “Cómo leemos”, del Proyecto 451, el 64% de las personas atesoran libros en sus bibliotecas como un símbolo identitario, a pesar de los costos, en relación con aquellos que se pueden conseguir más económicos de manera digital. La literatura se sigue ofreciendo como lugar abierto al debate, tanto en los clubes de lectura pagos, como en los foros literarios que hoy son las posibilidades que muchos emprendedores como Algozino suman dentro de la comunidad literaria: “Me han escrito docentes buscando alguna recomendación o lecturas para dar temáticas, intento que eso deje de ser parte de los intercambios privados y se transforme en un contenido. Estoy en ese camino”.
Nicolás Moauro / N.E.M / Com 01